Un enfoque acertado

 Hoy me gustaría que reflexionemos en lo que verdaderamente es importante. El libro de Eclesiastés capítulo 9 versículos 1 y 2 nos dice lo siguiente:

“También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor. 2 A la larga, a todos les espera el mismo destino, sean justos o malvados, buenos o malos, religiosos o no religiosos, estén o no ceremonialmente puros. Las personas buenas reciben el mismo trato que los pecadores, y las personas que hacen promesas a Dios reciben el mismo trato que los que no las hacen” (NTV).

Vemos como La Palabra nos dice que “un mismo suceso ocurre al justo y al impío”, cosas buenas suceden al creyente y al no creyente, al igual que cosas negativas. Pero existe una gran diferencia y es ¿En quién estamos fijando nuestra mirada?

La humanidad ha dejado de ver lo malo como malo y ha empezado a verlo como algo normal o incluso bueno. La sociedad en sí ha perdido respeto a Dios y le rinde culto a cosas vanas.

No perdamos el enfoque, en Eclesiastés capítulo 12 versículo 13 podemos ver en lo que nos debemos de enfocar:

“Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos” (NTV).

Los mandatos del Señor los podemos encontrar en su palabra. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis nos dicta como debemos de vivir para agradarle al Padre.

No malgastemos más el tiempo, y enfoquémonos en su palabra.



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