Los relatos de la Biblia muchas veces nos pueden parecer historias antiguas o lejanas, pero cada una tiene un propósito de estar ahí el día de hoy. No olvide que La Palabra de Dios es viva y eficaz.
Quiero contarle una historia que podemos encontrar en el libro de 2 Samuel, capítulo 9.
Bondad de David hacia Mefiboset
Cierto día, David preguntó: «¿Hay alguien de la familia de Saúl que aún siga con vida, alguien a quien pueda mostrarle bondad por amor a Jonatán?». 2 Entonces mandó llamar a Siba, un hombre que había sido uno de los siervos de Saúl.
—¿Eres tú Siba?—le preguntó el rey.
—Sí, señor, lo soy—contestó Siba.
3 Enseguida el rey le preguntó:
—¿Hay alguien de la familia de Saúl que todavía viva? De ser así, quisiera mostrarle la bondad de Dios.
Siba le contestó:
—Sí, uno de los hijos de Jonatán sigue con vida. Está lisiado de ambos pies.
4 —¿Dónde está?—preguntó el rey.
—En Lo-debar—le contestó Siba—, en la casa de Maquir, hijo de Amiel.
5 Entonces David mandó a buscarlo y lo sacó de la casa de Maquir. 6 Su nombre era Mefiboset;[a] era hijo de Jonatán y nieto de Saúl. Cuando se presentó ante David, se postró hasta el suelo con profundo respeto.
David dijo:
—¡Saludos, Mefiboset!
Mefiboset respondió:
—Yo soy su siervo.
7 —¡No tengas miedo!—le dijo David—, mi intención es mostrarte mi bondad por lo que le prometí a tu padre, Jonatán. Te daré todas las propiedades que pertenecían a tu abuelo Saúl, y comerás aquí conmigo, a la mesa del rey.
8 Mefiboset se inclinó respetuosamente y exclamó:
—¿Quién es su siervo para que le muestre tal bondad a un perro muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a Siba, el siervo de Saúl, y dijo:
—Le he dado al nieto de tu amo todo lo que pertenecía a Saúl y a su familia. 10 Tú, tus hijos y tus siervos cultivarán la tierra para él, para que produzca alimento para la casa de tu amo.[b] Pero Mefiboset, el nieto de tu amo, comerá aquí, a mi mesa. (Siba tenía quince hijos y veinte siervos).
11 Siba respondió:
—Sí, mi señor el rey, yo soy su siervo y haré todo lo que me ha ordenado.
A partir de ese momento, Mefiboset comió a la mesa de David,[c] como si fuera uno de los hijos del rey.
12 Mefiboset tenía un hijo pequeño llamado Mica. A partir de entonces, todos los miembros de la casa de Siba fueron siervos de Mefiboset. 13 Y Mefiboset, quien estaba lisiado de ambos pies, vivía en Jerusalén y comía a la mesa del rey.
Como leyó anteriormente Mefiboset tenía sangre Real, pero la vida lo llevó hasta Lodebar que era una tierra donde abundaba la angustia y el dolor. Lo que él no sabía es que pronto su vida iba a cambiar para siempre porque ¡el Rey lo había mandado a llamar!
Hoy, querido lector, si es que no ha experimentado la gracia y el amor del Rey, nuestro Dios y Señor, quiero decirle que Él lo está mandando a llamar. Dios quiere que usted viva como su hijo y quiere que sepa que el tiene un plan maravilloso para su vida. Ya deje de vivir en Lodebar, una tierra contaminada por el pecado que lo ha tenido separado de todo lo que Dios tiene preparado para nosotros los que somos sus hijos, principalmente su salvación.
En esta historia el Rey envió a Siba a llamar a Mefiboset, pero hace más de 2000 años Dios nuestro Rey envió a Jesús por usted y por mí. Él vino a pagar por nuetros pecados y a limpiar nuestro camino para poder llegar hasta donde el Rey y vivir como hijos que se sientan a la mesa y disfrutan de lo que el Él tiene para ellos. Estoy casi segura que cuando Siba llegó en busca de Mefiboset, él probablemente tuvo temor de ir ante el Rey, porque no sabía todo lo bueno que le esperaba, pero ese día tuvo que tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Igual puede que hoy a usted le pase lo mismo, pero deje el temor a un lado y ponga su mirada y fe en Jesucristo que es el único que nos puede llevar camino al padre nuestro Rey.
Dios quiere que usted no se pierda lo que Él tiene planeado para su vida, Él quiere llenarlo de su amor y bondad. Por eso quiero decirle que atienda al llamado del Rey ¡porque Él te mandó a llamar!
Juan 1:12
pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
Hechos 16:31
Ellos le contestaron:—Cree en el Señor Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.
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