Profecías mesiánicas




 Con el fin de adentrarnos más en la persona de Jesús debemos hacer una pequeña pausa para señalar que, aunque en apariencia Jesús es una figura solamente del Nuevo Testamento, el Antiguo Testamento lo anunció. Ahí es donde entran las profecías mesiánicas, las mismas que anunciaban al salvador de Israel. Es importante destacar que en Jesús se cumplieron aproximadamente más de 300 de estas profecías.

El título hebreo Maschíaj (Mesías) y la palabra equivalente en griego Kjristós (Cristo) significan “Ungido”. Por lo tanto, Jesucristo significa “Jesús el Ungido” o “Jesús el Mesías”.

Ahora bien, la Biblia nos advierte en Mateo 24:24 (NTV) “Pues se levantarán falsos mesías y falsos profetas y realizarán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos de Dios.”

A estas alturas de una u otra manera debemos tener un conocimiento básico de Jesús y su sacrificio. Sin embargo, cabe destacar que, hasta la fecha, no existe otra persona que haya cumplido con estas profecías mesiánicas como Él. Por eso mientras estuvo en la Tierra, cumplió muchas profecías acerca del “Mesías”, aquel que llegaría a ser el “Salvador del mundo” (Daniel 9:25; 1 Juan 4:14). Incluso después de su muerte, Jesús siguió cumpliendo más profecías mesiánicas (Salmo 110:1; Hechos 2:34-36).

En esta publicación veremos algunos versos del Salmo 22, los mismos tendrán la cita del cumplimiento en el Nuevo Testamento.

¡Te motivamos a que con estos hechos del sacrificio de Jesús te animes a conocer su persona!

Versículos proféticos del Salmo 22

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

Salmo 22:1

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
    ¿Por qué estás tan lejos cuando gimo por ayuda?

Mateo 27:46 (Marcos 15:34-37)

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Salmo 22:2

Cada día clamo a ti, mi Dios, pero no respondes;
    cada noche levanto mi voz, pero no encuentro alivio.

Mateo 27:45-46

Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Salmo 22:7

Todos los que me ven se burlan de mí;
    sonríen con malicia y menean la cabeza mientras dicen:

Mateo 27:39

Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,

Salmo 22:8

«¿Este es el que confía en el Señor?
    Entonces ¡que el Señor lo salve!
Si el Señor lo ama tanto,
    ¡que el Señor lo rescate!».

Mateo 27:42

A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.

Salmo 22:9

Sin embargo, me sacaste a salvo del vientre de mi madre
    y, desde que ella me amamantaba, me hiciste confiar en ti.

Lucas 2:7

Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Salmo 22:14

Mi vida se derrama como el agua,
    y todos mis huesos se han dislocado.

 Juan 19:34

 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

Juan 19:36

Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.

Salmo 22:15

Mi fuerza se ha secado como barro cocido;
    la lengua se me pega al paladar.
    Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.

Juan 19:28 (Marcos 15:34-37)

 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.

Salmo 22:16

Mis enemigos me rodean como una jauría de perros;
    una pandilla de malvados me acorrala;
    han atravesado mis manos y mis pies.

Juan 19:34,37

Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

 Juan 20:27

Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Salmo 22:18

Se reparten mi vestimenta entre ellos
    y tiran los dados por mi ropa.

Juan 19:23-24 (Mateo 27:35 y Lucas 23:34)

Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.

Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice:

    Repartieron entre sí mis vestidos,

    Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

Salmo 22:22

Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
    entre tu pueblo reunido te alabaré.

Juan 20:17

Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Salmo 22:27

Toda la tierra reconocerá al Señor y regresará a él;
    todas las familias de las naciones se inclinarán ante él

Colosenses 1:16

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Salmo 22:31

Vendrán, y anunciarán su justicia;
A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto
.

Juan 19:30

Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.






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