Ultimátum: Destrucción 2.0
Juan 10:10
El propósito del ladrón es robar y matar y
destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.
En esta serie de “Ultimátum:
Destrucción”, vimos en la primer publicación 2 estrategias que satanás utiliza
para robarnos nuestro propósito, matar nuestra relación con Dios y destruir
nuestra vida hasta que nuestro fin sea la condenación eterna.
Recordamos que estas serían: busca
mantener nuestras heridas frescas (hebreos 12:15) y desenfocarnos y manipular
nuestro enfoque (2 corintios 11:14).
En esta ocasión veremos 2 más:
Efesios 6:10-20
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en
el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que
podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad….
·
Busca disminuir el deseo y la necesidad
natural que existe en el ser humano por lo espiritual proveniente de Dios.
Busca que esta conexión no se fortalezca
a través del orar y meditar en la palabra, minimizando el potencial espiritual
que tenemos y haciendo que olvidemos la armadura espiritual de la que habla
este pasaje en particular.
Estas ‘ARMAS” espirituales tienen el
propósito de protegernos de los ataques que puedan venir a nuestra vida, sin su
protección nos vemos expuestos y vulnerables a la derrota en el ámbito
espiritual, porque como lo dice el versículo 12 de esta porción, nuestra lucha
no es con la carne sino contra huestes espirituales de maldad.
Por eso debemos estar despiertos,
atentos a percibir las cosas espirituales, ejercitar estos dones y enfocarnos
para no desenfocarnos y perder el propósito de vista.
Josué 14:8
Pero los hermanos que me acompañaron asustaron
tanto al pueblo que nadie quería entrar en la Tierra Prometida. Por mi parte,
seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón.
·
Busca amplificar de forma exponencial el
miedo la ansiedad y el estrés.
Esto genera que voces internas y
externas comiencen un discurso en contra las cosas o la misma voluntad de Dios
para nuestras vidas.
El “riesgo” de la obediencia a las cosas
que Dios nos habló y prometió, por lo general se convierte en un acto
irracional a los ojos de las personas a nuestro alrededor.
Noten que en este pasaje Dios ya les
había dado la tierra prometida, pero el miedo de unos pocos influyo de forma
negativa en el pueblo, esto causo que esa generación desobedeciera a Dios y
como consecuencia no solo no entraron a la tierra prometida, sino que murieron
en el desierto y caminaron más tiempo de lo que debían caminar.
En síntesis, el miedo se apodero de
ellos, los hizo desenfocarse de lo que Dios ya había hablado no le buscaron en
oración para calmar su ansiedad y miedo, sino que desobedecieron, quedaron
vulnerables, y pecaron.
Que lamentable historia, toda una
generación se perdió de disfrutar la bendición.
Que esta enseñanza nos sirva para seguir
meditando y pidiendo le a Dios que nos guie en nuestros caminos y nos guarde de
las acechanzas del enemigo.
En próximas publicaciones continuaremos
con el resto de estrategias, por ahora meditemos en las 4 que tenemos.
Cuídense unos a otros, para que ninguno de
ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote
ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a
muchos.
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