Noche Divina

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto (Isaías 9:6-7).

La noche divina es absolutamente todo lo que nos menciona Isaías en el pasaje anterior; la noche divina es Jesús.

Jesús, el cual fue concebido por una virgen, y anunciado a sus padres María y José a través de un ángel (Mateo 1:20-23), el cual nació en Belén de Judea para que se cumpliese lo dicho por el profeta (Mateo 2:5-6), y quien murió por nuestros pecados, por amor y salvación (Marcos 10:45).

De manera que, la navidad no son los regalos, las cenas, el tener muchas cosas o no tener mucho. La noche divina consiste en que Jesús se despojó de su posición de Dios, y nació como hombre humano, para traer paz, libertad, amor, gracia, consejo, sanidad…

Y puede que en esta época del año muchas emociones o sentimientos abarquen su corazón, de tristeza, soledad o inclusive nostalgia, pero recuerde, la paz que Cristo vino a traer a la tierra no tendrá limite, su Dios es un Dios Fuerte y un Padre Eterno.

Por lo que, permitámonos tener una noche divina donde la paz del Señor nos abrace, como nos menciona Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”, busquemos una noche donde lo que abunde en nuestros corazones sea gratitud, donde podamos recordar lo que Jesús hizo por nosotros y sigue haciendo, valoremos lo que tenemos justo ahora, y lo que no tenemos también.

De esta manera, Biblias con amor, les desea unas muy felices fiestas, esperamos que puedan guardarse bajo la paz del Señor, y puedan caminar siempre recordando lo muy bueno que es el Padre con nuestras vidas.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

-1 Juan 4:10



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